Muy agradecido a los seguidores de este blog, os informo de que termina esta experiencia a la par que acaba el año. La noche que viene es la de los grandes propósitos, ya sabéis, y uno de los míos consiste en ... digamos que administrar mejor la aceleración del tiempo. Ojalá se cumpla esta aspiración y también todas las vuestras. Gracias.

Julio.

Nochevieja de 2013.


domingo, 30 de enero de 2011

Caboalles de Arriba (I): mucho que ver, mucho por hacer

 
 
 
 
 
G. Ph. Telemann
Concierto a 6 para flauta travesera, violín, cuerdas y bajo continuo en E minor
 
 
 
 
 
  

¿Connaissez-vous le poulet de Bresse?
Hace años fuimos de vacaciones a una región que nos gusta especialmente, La Borgoña. Durante un mes vivimos en una casa de labranza, solitaria en medio de aquellas inmensas ondulaciones verdes. Al atardecer, muy en la lejanía, alcanzábamos a distinguir el reverbero en los glaciares del Mont-Blanc.
La Guiche, el pueblo más  cercano, es equidistante de Charolles y a Montceau-les-Mines y muy próximo a ambos.
La comunidad Creusot-Monceau-les-Mines fue centro de una cuenca minera  y metalúrgica con importantes explotaciones de carbón y acerías como la Schneider. Monceau-les-Mines llegó a producir 2.780.000 ton/año de carbón. El desmantelamiento de las minas se inició en los 80 y culminó en 1992, lo que supuso para Monceau una pérdida de población del 27% (de 33.000 habitantes a 24.000).
 
Desgraciadamente para nosotros, apenas hay nada en común entre Creusot-Monceau y el Valle de Laciana salvo el pasado carbonero. La comparación podría hacerse, si acaso, con El Bierzo y Laciana en conjunto.
 
A favor de aquella cuenca minera francesa jugaron muchos factores pero el más importante fue, sin duda, una reconversión industrial hecha a tiempo y bien planificada y gestionada. Allí están instaladas hoy General Electric Oil @ Gas, Arcelor Mittal, Alstom y otras grandes empresas fabricantes de turbinas, componentes para la industria ferroviaria y nuclear, sistemas electrónicos y, en general, productos de vanguardia tecnológica. La recuperación paisajística y urbana han sido muy exitosas y, además de ecomuseos, mediateca, un pozo convertido en museo minero, orquesta sinfónica propia, campos de golf, etc, en la estación ferroviaria de Le Creusot se detienen diariamente varios TGV.
En fin, nada comparable, ya digo.
 
Charolles, por su parte, es capital del País Charolés y de la raza bovina charolesa. Por allí, un número de reses que parece infinito motea de blanco prados y más prados hasta donde alcanza la vista. Unos cien kilómetros al sur, en la comarca de Bresse (Rhône-Alpes), los copos blancos que salpican las praderas a cientos de millares no son vacas sino pollos.
 
El pollo que crían en completa en libertad en aquellos prados -le Poulet de Bresse- tiene tal prestigio que se paga a quince euros el kilo. Casi millón y medio de ejemplares salen anualmente de Bresse hacia los mejores mercados del país.
 
 
  
 
A estas alturas acaso piense algún lector que pretendo establecer comparaciones entre el noroeste leonés y el área de Le Creusot-Monceau-les-Mines. De ninguna manera. Para empezar La Borgoña, por orografía, clima, fama, viñedos, ganadería y riqueza monumental, es una de las regiones más afortunadas de Francia. Y la Comunidad de Le Creusot-Monceau es hoy un gran polo industrial con más de 2.500 empresas implantadas y 30.000 empleos de media y alta cualificación.

El mayor municipio del noroeste leonés, Villablino, al que pertenece Caboalles de Arriba, apenas reune hoy 10.500 almas porque en los últimos años ha perdido una de cada tres. El terreno, el clima y las comunicaciones son aquí poco piadosos salvo para los poetas, etnógrafos, naturalistas, montañeros, esquiadores y apasionados del paisaje imponente y la diversidad biológica.
Claro que ninguna de estas circunstancias tendría que tomarse como una desventaja, sino al contrario. El Valle de Laciana también fue bendecido por la fortuna. Desgraciadamente, hay quien tuvo mucho interés en ocultarlo. Y sigue igual. El determinismo geográfico, climático y social que defienden los que llevan veinte años amenazando con la alternativa única, o sea, carbón o nada, no llevó a ninguna parte.

En fin, a lo que íbamos. Que en Caboalles de Arriba las vacas y los bueyes se crían en el monte estupendamente y las gallinas viven libres y gozosas por los prados.
En cuanto a riqueza monumental, la de Caboalles tampoco es comparable a la de Monceau ni mucho menos, pero la densidad de hórreos de este pueblo no tiene parangón al sur de la cordillera.
Viñedos como los de Beaune no se dan por aquí, pero los hay en El Bierzo que está a un tiro de piedra. Además, el caldo hecho con berzas heladas al relente ya lo quisieran catar los Caballeros de la Cofradía de Tastevin.
Desde Caboalles de Arriba no se divisa el Montblanc, pero el Cueto de Arbas y la Estación de Esquí están a un paso. 
En el área de Monceau-les-Mines se puede ver algún corzo cuando sale de un pequeño bosque, salta el seto y cruza la carretera. En los bosques y brañas de Caboalles de Arriba viven corzos y también osos, urogallos e innumerables especies vegetales y animales. Los osos se dejan ver últimamente, incluso cerca de los pueblos,  y cada año vienen grupos de ciudadanos belgas y franceses a disfrutar del espectáculo.
De la calidad biológica de aguas y bosques ni hablamos. Ganamos a Monceau por goleada.
Pero si hablamos de las administraciones públicas, de su gestión, del estímulo a la iniciativa privada en uno y otro país, entonces, como diría la recordada Alvarina, quiero más no hablar.
 
En fin, vamos con unas imágenes.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 


 
 

 

 
 
  
 




 
 







 
 
 
 
 
 
La iglesia de Caboalles de Arriba conserva algunas tallas
medievales y una curiosa pila bautismal.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

 
Con berza helada se cocina el mejor caldo.
 
 
 
 
 
 
 
 

 
En Caboalles de Arriba hay valiosas edificaciones de hechura tradicional.
Algunas, deshabitadas desde hace años, están a la venta y ofrecen
magníficas posibilidades de restauración.
 
 
 
 
 
 
 


Caboalles de Arriba tiene el mejor parque urbano del valle de Laciana, especialmente apropiado para niños y ancianos. Dentro del parque está el llamado Centro de Interpretación del Urogallo, la Casa del Parque más visitada de la provincia de León.
 
 


Una Vía Verde comunica Villablino con el parque de Caboalles de Arriba.
El paseo concluye justamente en las soberbias instalaciones de La Bolera.
 
 
 

 
 

 

martes, 11 de enero de 2011

Laciana / El Villar de Santiago








Philip Glass: Façades 
(Octeto de Cello Conjunto Ibérico)  














Este edificio -que está siendo remozado en el otoño de 2013- es uno de los más notables de El Villar. Fue escuela y hoy es archivo, casa de reunión, cantina y lo que convenga en cada caso. Adosado a la fachada principal tiene un monolito que anteriormente debió de estar colocado algo más arriba de esta misma calle, en la plazuela que llaman de la Entrepanera. En tres de sus caras hay labrada una inscripción que dice: 




De inmemorial tiempo este pueblo grabado se hallaba con la pensyón de 44 fanegas que anualmente pagaba. En el año de 1840, para nosotros de descanso, nuestro convecino don Miguel Ysidro Álvarez de la pensión le ha librado, por cuyo beneficio todos las gracyas le damos y en honra y alabanza este symulacro dedicamos.



En el año 1749, a las preguntas para los Censos de Ensenada los vecinos de El Villar dijeron pertenecer al señorío de Uceda. Las familias de los condes de Luna y los duques de Uceda y de Frías estaban todas emparentadas. El tributo al que la incripción alude llamándole pensyón sería equivalente al llamado pan del quarto del que los pueblos del concejo de Villamor de Riello, por culpa de unos señores golfos y un escribano corrupto,  no pudieron librarse hasta 1931. En todos los pueblos de Riello había entonces un silo llamado conocido como La Panera del Conde, donde anualmente se guardaba el fruto que los recaudadores apañaban en las eras donde los vecinos majaban aquel pan que les era arrebatado entre el coro lúgubre del llanto de las mujeres. Así lo describió el abogado Flórez de Quiñones.
La gente de El Villar Quemado o de los Cilleros o de Santiago se libró de esta carga en 1840, tal como reza la inscripción, al ir adelante las grandes reformas que dieron paso al estado moderno. Aquí, en El Villar, también existía la Panera del Señor, que estaba en el lugar que aún se llama Entrepanera.

Como benefactor de El Villar figura en el monolito el nombre de don Miguel Isydro Álvarez a quien llaman nuestro convecino. No me han sabido decir en el pueblo nada acerca de este personaje. ¿Fue realmente vecino de El Villar? ¿Se trata del abogado don Miguel Isidro Álvarez que por aquel entonces era Presidente de Sala de la Audiencia de Cáceres? Estoy disparando a bulto pero la hipótesis no es tan estrafalaria ya que, por aquellos años, El Villar arrendaba los pastos de La Rebata a rebaños venidos del sur. Un amable parroquiano de El Villar me dijo que su abuelo, Nicanor Vidal, había sido empleado de confianza del Conde de La Oliva a finales del XIX. Quiero resaltar con esto que había entonces una notable relación entre Extremadura y estos valles de Babia y Laciana.  




El Villar de Santiago anda últimamente muy metido en faena, rejuveneciendo varias casas y algunos rincones públicos. El pueblo es todo él pendiente pero solano, con el terreno bien aprovechado; tanto que algunas viviendas cuelgan a sesenta metros de altura sobre el barranco que escarba el río Bayo o del Puerto y las regueras que le llegan del norte. 
Hay que bajar hasta el río y meterse en el frío abesedo para remontar aquel flanco hasta alcanzar el vallejo de San Justo, la ermita y la braña.






... En el Villar de Río Oscuro
de un caminito sabían
que una muy hermosa puente
muy ricamente tenía ...



... un pueblo que fue quemado
dizque por el diablo mismo
muchas veces; unas campas
sin terrazgo, en el abismo,
unos hombres que si hablan
es para pedir arrimo
a los cielos, pues la tierra
no da más que unos navizos ...


... que todo y más tuvo siempre
el Villar de oscuro río
por San Justo y por Santiago,
si quemado, renacido.
Fuyan pues vientos malsanos,
fuyan augurios malignos
que todo facer lo quieren
muyfosco y escurecido.



... si saben por dónde queda
una muy rústica ermita
que le dicen de San Justo,
que de San Justo decían,
y que está, según sus sueños,
en hondo valle metida,
muy cerca de un caminito
y de una fuente muy fría ...



... ya has sepultado mi valle
bajo tus nieves primeras.
Ayer, la puerta cerrada
de mi chozo ¡cómo fuera!
que un viento extraño arrasara
mi pobre lumbre y me hiciera
juguete de remolinos
que me hieren y golpean ...


... látigos de rabo negro,
azufres de negra hoguera,
angustias de muerte, oh Dios,
me dan muerte y me condenan.



Todo ya en desolación,
muerte y noche, muerte fueran.
¡Señor, Señor, por qué quieres
permitir que esto suceda!
¿No ves mi pobreza suma
y mo orfandad tan extrema?




Que vuelva Justo a su valle
y plante semillas nuevas
de soledad para un mundo
que muere de prisas ciegas.



Los anteriores versos son del Romance del Príncipe Eremita, escrito por don Florentino Agustín Díez basándose en La Vida y Milagros de San Justo de Villar, Confesor de Jesucristo, obra compuesta en 1686 por el cura de Salce don Isidoro García de Moya.




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Subiendo por uno de los viejos caminos de la braña, bastante más arriba de la ermita de San Justo, hay quien es capaz de encontrar las huellas que dejó el santo al pisar unas peñas que por allí afloran. Esta foto la tomé hace unos veinte años y como soy hombre de poca fé, no creo que hoy sea capaz de dar con el sitio.